Hoy en día vivimos en una sociedad frágil de mente, en una sociedad que se ofende muy fácil y más aún cuando escuchan de DIOS pues se sienten agredidos, incomprendidos y sin motivo sustentable acusan a DIOS de misógino.
Para tal acusación suelen utilizar una de las citas Bíblicas que se encuentra en el libro de 1ra. de Timoteo:
"La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio."
1 Timoteo 2:11-12
Desafortunadamente para la humanidad, DIOS Creó un Orden, porque ÉL nos conoce. Así que no te indignes ni te ofendas pues DIOS te Conoce mejor de lo que tú te conoces ti mísmo.
DIOS TIENE UN ORDEN
El hombre y la mujer no son iguales, los hombres tienen características y habilidades impresionantes y por otro lado, las mujeres tienen características y habilidades impresionantes, o sea, cada uno tiene caracteristicas y habilidades de acuerdo a su sexo.
DIOS NOS CONOCE BIEN...
Una de esas características que encontramos entre el sexo femenino está la habilidad del habla y del juicio, la cuál, de no controlarla correctamente la mujer caer en habla vacía: chismes, juicios absurdos, soberbia,... Y si no quiere controlar a voluntad sus acciones termina entrometiéndose y manipulando situaciones, ocasionando pleitos, malos entendidos, división entre los del grupo, etc.
DIOS ENSEÑA
Es por ello que en el libro de 1° de Timoteo encontramos normas a seguir dentro de una congregación, iglesia, templo o lugar de reunión.
Por lo tanto, en cuanto a la mujer es un buen punto y uno muy necesario de aplicar para evitar problemas.
Soy mujer y no me ofende que se nos pida guardar silencio en la iglesia, no me ofende que no nos sea permitido subir al estrado para enseñar porque sé que caeríamos en soberbia. El hombre posee la habilidad idónea para este trabajo por lo tanto la mujer no debe de ejercer dominio sobre él. Así que, lo más prudente que podemos hacer es guardar silencio en el lugar de reunión.
QUE EL DIOS DE ISRAEL NOS BENDIGA EN JESUCRISTO, AMÉN